El ser humano es el único animal capaz de asesinar fríamente a sus semejantes por egoísmo, en nombre de dios.
Esa es la conclusión a la que he llegado tras ver esta película, cruda, dramática, y real en un lugar en el que se utiliza la religión como escudo para hacer lo que el ser humano desea, y la plantea como la ley, cuando no está escrita semejante barbaridad en ningún pasaje del Corán.
Soraya M. es una mujer en Irán, con dos hijos y dos hijas, y también con un marido que la desprecia, el típico hombre machista, que se cree con autoridad para hacer lo que le apetezca, y lo peor de todo, cuenta con el apoyo de otros cínicos sanguinarios como él.
El marido de Soraya, guardia en la cárcel de la policía revolucionaria, quiere divorciarse de ella, y llevarse a sus dos hijos con él, ya que ha conseguido que un padre le ceda a su hija de 14 años en matrimonio a cambio de que le libre de la pena de muerte. Pero Soraya no le da el divorcio, precisamente porque ella junto sus hijas quedarían desamparadas en ese mundo de hombres. Ha soportado que su marido se vaya con prostitutas, que haga lo que quiera con ella, que le pegue sin contemplaciones, pero no está dispuesta a que sus hijas sufran más aun.
Zahara, la tía de Soraya, ve la situación en la que se encuentra su sobrina, pero siendo también mujer, es incapaz de hacer nada más que acoger a Soraya y sus hijas en su casa. Ante la negativa de Soraya por divorciarse, su marido planea una encerrona para conseguir su objetivo, al más alto precio, con la colaboración de un supuesto sacerdote del Islam, y a través del engaño al alcalde de la localidad. Consiguen todos ellos acusar a Soraya de adulterio, que según la ley sharia (código de conducta musulmán, que no es irrefutable, y puede cambiar) está castigado con la lapidación, aunque ella es totalmente inocente.
Esta historia está basada en hechos reales, y el autor del libro en el que está basada la película, que se convirtió en best seller en muchos países, estuvo perseguido durante 30 años, simplemente por contar la verdad.
Espero que cuando la veáis os llegue a lo más hondo como a mí, y cuando veáis en la televisión que en Irán quieren lapidar a una mujer por el simple hecho de ponerle los cuernos a su marido, no os pase desapercibida la noticia. Esto es lo que pasa en los países donde confunden ley y religión, y a la vez ponen en nombre de dios cosas y castigos que impone única y exclusivamente el ser humano, y casi siempre, el hombre.
Mª del
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