EL ORIGEN DE LA CRISIS MUNDIAL ACTUAL

INTRODUCCION
En  España, llevamos desde finales de 2008 sufriendo oficialmente la crisis económica, aunque oficiosamente, se estaba dejando notar desde algo antes. En el segundo trimestre de 2007, había cerca de 1.760.000 personas paradas en España. En el cuarto trimestre de ese año, la cifra subió 167.000 personas más. El segundo trimestre de 2008, ya alcanzábamos la cifra de 2.381.000 personas desempleadas. Y en el cuarto trimestre, la cifra llegaba a más de 3.200.000 personas desempleadas en España. Es decir, casi millón y medio de personas se quedaron sin trabajo en solo dieciocho meses. Actualmente, estamos en  4.422.359 personas desempleadas, y el momento más álgido en este sentido fue, primero, cuando en marzo de 2009, subió el paro en casi 900.000 personas (solo en tres meses), y después en marzo de 2011, cuando se alcanzaba la cifra más alta de paro con 4.910.000 personas.

Estas cifras son solo a nivel de desempleo, pero también están las propiamente económicas, que tampoco son nada halagüeñas.
Muchas personas, nos preguntamos cómo ha sido posible esta caída en picado. Ha tenido tres causas principales: las personas que compraron una casa, sabiendo que era demasiado cara, y que no pensaron que podrían quedarse sin un salario que fuera destinado a pagar la exorbitante hipoteca que les planteaba el banco; los bancos, siempre tan previsores y poco dispuestos a arriesgar, que, sabiendo que esas hipotecas que estaban dando eran demasiado peligrosas para darlas, las dieron, con el consentimiento de los estados gobernantes; y, por último, los gobiernos de esos estados, que embriagados de bonanza económica, dieron máxima libertad a los bancos, llegando a dejarles controlar hasta las economías estatales, pudiendo eso conducir a la ruina de sus países. Y digo países en plural, porque esta crisis ha sido a nivel mundial, aunque no ha afectado a todos los países del mundo, ni tampoco a todos de la misma forma.
PRIMEROS INDICIOS
A finales de la década de los 90, las materias primas habían alcanzado niveles mínimos en cuanto a su coste, pero a partir del año 2000, comenzó a incrementar su precio, hasta que en 2008, alcanzó niveles exagerados, y en concreto, la comida y el petróleo causaron daños económicos capaces de estancar la globalización,  una estanflación (paralización de la economía y subida de precios incontrolada), y la multiplicación del hambre en el tercer mundo. También incrementaron notoriamente su precio el cobre, el ácido sulfúrico y la sosa cáustica (materiales esenciales en la producción industrial).
Por otro lado, a partir de los atentados del 11 de septiembre, se tuvo que hacer frente a una gran inestabilidad internacional, y los principales Bancos Centrales bajaron a niveles realmente bajos los tipos de interés, para reactivar el consumo y la producción a través de las solicitudes de crédito a los bancos. Al poder pedirse a los bancos dinero más fácilmente, los propios bancos podían endeudarse, a su vez, para obtener mayores beneficios. Así, la burbuja era una cadena de endeudamientos: primero las familias compraban viviendas y coches a través de hipotecas y créditos personales; las empresas compraban con crédito sus propias acciones o las de otras empresas competidoras; algunos inversores, se endeudaban para participar en fondos de riesgo moderado (de difícil recuperación en caso de quiebra), fondos de inversión, o fondos de alto riesgo (de casi imposible recuperación).
A su vez, los bancos, al dar tanto crédito, necesitaban también endeudarse, y lo hacían colocando sus propias hipotecas a través de cédulas hipotecarias, entre otras fórmulas de diferente riesgo de recuperación. Aquí es donde entran en juego las hipotecas subprime, o de alto riesgo, que tenían una alta probabilidad de no ser devueltas o pagadas por la poca renta disponible de la persona hipotecada o por posible pérdida de empleo de ésta.
Si todo el mercado financiero se basa en una hipoteca, que se sabe desde el principio, que no va a ser casi seguro devuelta, se especula con un dinero inexistente, de tal forma, que se obtienen beneficios a corto plazo, creando la famosa burbuja, pero a medio y largo plazo se sabe que va a explotar y llevarse a mucha gente por delante. Es como hacer castillos en el aire, acaban volatilizándose.
Por otro lado, encontramos la especulación inmobiliaria, que viendo que cada vez se daban hipotecas más altas, se comenzaron a subir los precios de las viviendas, materiales, mano de obra, etc., sabiendo que ese no era su valor real, y construyendo sin parar, sin financiación segura, es decir, a través de pagarés (compromiso de pago a una fecha concreta a riesgo de que no tenga fondos en el banco el pagador),  entre otros. Los particulares, que veían una economía boyante, no pensaban en el futuro, en la posibilidad de perder sus empleos, y se comprometían con avales de terceras personas (familiares cercanos que ya tenían la vida resuelta), por cantidades que suponían un sueldo entero dentro de la economía familar.
EL COMIENZO: ESTADOS UNIDOS
Por su parte, en Estados Unidos (donde comenzó el estallido de la crisis), a partir de 2004, la Reserva Federal (similar al Banco de España), comenzaron a subir los tipos de interés para controlar la subida de precios, subiendo un 4% de interés en solo 2 años. A partir de 2005, el precio de la vivienda comenzó a bajar, y comenzó a caer el número de ventas vertiginosamente. Como no podía ser de otra forma, las ejecuciones hipotecarias por impago de la deuda se empezaron a hacer efectivas, y como todo el sistema económico estaba basado en una falsa recuperación de una deuda, (puesto que se sabía desde el principio que no se iba a recibir el dinero de las hipotecas subprime), muchas entidades empezaron a tener problemas de liquidez, para devolver el dinero a sus inversores o recibir financiación, a su vez.
Solo en 2006, se ejecutaron 1.200.000 desahucios, lo que hizo que quebraran más de cincuenta entidades hipotecarias. Esta crisis inmobiliaria se traslado a la bolsa, puesto que las constructoras se vieron afectadas, y bajaron su índice bursátil un 40%.
En 2007, ya se advertía del peligro de las hipotecas suprime. En mayo de ese año, los fondos basados en esas hipotecas son fuertemente criticados, y las compañías inversoras (como Lehman Brothers) empiezan a abandonarlas, negándose a dar más dinero a las entidades hipotecarias. Esto condujo a una falta de liquidez entre los bancos, y en marzo, la hipotecaria New Century se declara insolvente. En junio, Bear Stearns, inversora en deuda hipotecaria, entra en quiebra, y en julio, la Reserva Federal anuncia pérdidas de entre 50.000 y 100.000 millones de dólares, por las hipotecas subprime.
En agosto, el problema contaminó los mercados financieros, y son intervenidos por los Bancos Centrales para no que no se hundan, vistas las bancarrotas de diversas entidades, y las grandes pérdidas en bancos solventes, como el Deutche Bank o el Banco de Santander. Son numerosas las inyecciones de liquidez que se dan para repuntar las bolsas, no consiguiendo una relativa estabilidad hasta la última semana de agosto.
En septiembre se da una nueva recaída por la mala situación de Estados Unidos, y se repiten las inyecciones de liquidez. Vuelven a darse casos de bancarrotas bancarias y rescates, esta vez por el gobierno en Gran Bretaña. A mediados de septiembre, hay otro desplome de la bolsa. Octubre, noviembre y diciembre resultan ser más de lo mismo, y el año 2008 comienza con pocas novedades…
2008: LA CRISIS YA ES UNA REALIDAD.
En abril de 2008, tras conocer las pérdidas en Estados Unidos por la crisis, cifras dadas por el Fondo Monetario Internacional, ya es un hecho que la crisis se va a extender al resto del mundo, con una gran subida de la inflación y una gran desaceleración económica relativamente larga. Primero se extenderá a Latinoamérica y Asia, y después, a Europa, en concreto, afectó a Dinamarca, Francia y Alemania. España evitó la recesión en un primer momento, aunque, como sabemos, subió vertiginosamente el desempleo.
En Estados Unidos siguieron las quiebras, nacionalizaciones y conversiones de entidades hipotecarias o de fondos, como Lemman Brothers, Merrill Lynch o Morgan Stanley, y el presidente Bush llegó a decir que su país se encontraba al borde del pánico financiero y una recesión larga y dolorosa. Bush consiguió aprobar un plan de rescate intervencionista en segunda votación, para salvar medianamente los papeles.
A partir de aquí, comienzan las intervenciones en todo el mundo, destacando las de Irlanda, Grecia, Portugal e Islandia, por las consecuencias que han traído a posteriori.
ESPAÑA A PARTIR DE 2008.
Como ya se ha dicho, la principal consecuencia en España no fue la recesión, sino el desempleo, encabezado por el sector de la construcción, que sufrió la explosión de la burbuja inmobiliaria, y desencadenó problemas en los sectores dependientes de él. Rápidamente, grandes constructoras se declararon en suspensión de pagos o en quiebra.
Por otro lado, los efectos de la crisis han calado hondo en el sistema financiero español. Los impagos de empresas y particulares, junto con la mala gestión de las entidades financieras, han conducido a la intervención del Estado, como en el caso de Caja Castilla-La Mancha.
AHORA MISMO.
En cualquier caso, ahora mismo, la cosa sigue sin aclararse. Alemania parece que crece, pero no puede seguir en la línea de crecer a costa de hundir a quienes comercian con ella (entre ellos, España), y, por otro lado, tiene bajos niveles de paro, pero a partir de contratos basura, con lo que a medio plazo, supone empleo inestable.
Francia empieza a ser tocada por la crisis de la deuda estatal, y empieza a tener también altos niveles de paro.
Italia, la tercera economía de la zona euro, parece que, financieramente, tiene más problemas que España, habiendo tenido que recurrir a un gobierno de tecnócratas (personas expertas no elegidas en unas elecciones democráticas y no guiadas, en principio, por la política).
España es la cuarta economía de la zona euro, y parece que, si bien los tijeretazos están haciendo efecto en el déficit público, no lo están haciendo en el desempleo, el principal problema de nuestro país, y en mi opinión, su solución sería nuestra bomba para la recuperación. Porque si no hay trabajo, no hay consumo. Si no hay consumo, la economía se estanca, y siguen cerrándose empresas, y creando más paro. Si nos suben los impuestos, la institución del Estado puede que esté saneada, pero su población se acercará cada vez más a los umbrales de la pobreza.
Cuando España entró en la Unión Europea, en aquel entonces Comunidad Económica Europea, éramos un país pobre, bastante por debajo de lo que Europa era. Pero poco a poco, con las ayudas comunitarias, y el esfuerzo de toda la población y los gobiernos, llegamos a conseguir lo que ahora somos, la cuarta economía europea, y la decimosegunda mundial, aunque conseguimos estar como la octava.
Pero desgraciadamente, los gobiernos siguen más preocupados por las cifras que por las personas, así que habrá que esperar a que vean más allá de esos números, y se den cuenta de que quien mueve la economía es la población, la ciudadanía, la que con su trabajo, crea riqueza, la que con su trabajo, invierte, la que con su trabajo, crea empleo, y que con su trabajo, paga los servicios públicos que ahora están recortando.

Fuente principal de información: wikipedia.
Mª del Loreto Blázquez

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