LA DISTANCIA DE SEGURIDAD

  Saludos cordiales a todos deseando que este año esté siendo feliz, alegre, creativo y pleno para todos ustedes.

       Este artículo va a tratar de esa línea que no se ve y que sin embargo, existe; y que con demasiada frecuencia sobrepasamos con lo cual, entramos en el ámbito de los conflictos con los demás seres humanos y con nosotros mismos. Como ejemplo mas claro, tenemos el código de circulación, en el cual se incluye un concepto muy acertado y necesario llamado DISTANCIA DE SEGURIDAD Si me permiten un inciso, deseo felicitar al ser humano que diseñó el código de circulación, por el cual es posible entender todas las señales, al margen de la nacionalidad o lengua de cada conductor. Pienso que deberíamos aprender del código de circulación para que todas nuestras relaciones se guiaran por este universo de señales informativas que nos sugieren como conducirnos en cada momento.

       Sin embargo, como esto es una utopía por el momento, continuamos con nuestro artículo.

    Cuando vamos circulando por las carreteras, por las autovías, por las calles de las ciudades, podemos comprobar con todo detalle como la inmensa mayoría de los conductores desconocen el significado de DISTANCIA DE SEGURIDAD, dado que la separación media de los vehículos es de unos tres metros.

      La D.G.T (Dirección General de Tráfico), está realizando una intensa campaña con señalización en todas las autovías y autopistas en las cuales figuran unas flechitas que nos dan la referencia de que la distancia mínima de seguridad es de 70 metros. Sin embargo, cuando uno va circulando y ve pasar los vehículos casi pegados unos a otros, siente un escalofrío por dentro del cuerpo pensando en que esas personas que van conduciendo como si estuvieran jugando a las maquinitas, sencillamente, son inconscientes del riesgo y del peligro que están provocando.

     Yo, personalmente, me siento violentado, atosigado e intimidado cuando un vehículo se pone a cuatro o cinco metros de mi parte trasera; o bien, me adelanta casi rozándome el retrovisor. Llevo 33 años conduciendo y cada vez se conduce con menos conciencia. Si no fuese por las elevadísimas sanciones y penas; poco se habría conseguido en la educación vial. Sin embargo, siendo la circulación de los vehículos un referente muy claro de lo que significa respetar la DISTANCIA DE SEGURIDAD, es mi deseo llevar este concepto a todas nuestras relaciones humanas.

     De este modo, estamos sobrepasando la DISTANCIA DE SEGURIDAD, por ejemplo: cuando gritamos, cuando gastamos una broma pesada a otra persona en público y la sonrojamos; cuando tocamos a otra persona de forma inopinada y sin motivo alguno; cuando utilizamos un lenguaje soez, lleno de improperios, blasfemias y palabras malsonantes; cuando miramos a una mujer con lascivia y la violentamos; cuando utilizamos el imperativo con otro ser humano; en vez de sugerir que haga o deje de hacer algo en concreto; cuando ponemos nuestro aparato de música con un volumen tan elevado que puede molestar a nuestros vecinos o familiares; y un sinfín de ejemplos cotidianos que nos deben hacer reflexionar sobre nuestra conducta personal.

     Y la pregunta es  ¿por donde empezamos?

      Muy fácil.

      El primer mandamiento de la Ley de Dios dice: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". De este modo ya sabemos que debemos empezar por el prójimo. Y una vez más, la etimología de las palabras nos ayuda a comprender el significado, dado que la palabra "prójimo", viene de "próximo", es decir, " el más cercano". Y, ¿quien es el más cercano?; pues es nuestro cónyuge, nuestra madre, nuestro hijo, nuestro hermano, nuestro vecino.

 Así pues, del mismo modo que cuando lanzamos una piedra a un estanque y vemos como las ondas se van extendiendo de adentro hacia afuera; nuestra energía y vibración se deben extender desde los seres mas cercanos hasta los mas lejanos. Cuando un padre educa a su hijo a base de órdenes y de mandatos; poco entiende lo que significa LA DISTANCIA DE SEGURIDAD, dado que la seguridad es tanto para el otro ser humano, como para uno mismo.

     Por ejemplo, cuando un padre golpea a un hijo, creyendo que le asiste algún derecho, el daño que ejerce es de doble sentido. Es decir, daña a su hijo, quien no entiende ni entenderá jamás la razón por la cual su padre le golpea; y del mismo modo, ese padre se daña a sí mismo, dado que está ensuciando lo más hermoso que existe como es la pureza de su propio corazón. Cuando una madre le grita a un hijo, le está violentando en su alma y le está causando miedo y desconfianza en sí mismo.

    Otra DISTANCIA DE SEGURIDAD, que se infringe con demasiada frecuencia es la relación entre amigos, hoy llamados "colegas", según la jerga imperante. Ser amigo de otro ser humano no significa abusar de su confianza para hablar como uno desee, gritarle, pedirle dinero, pensar que tiene alguna obligación para con nosotros. Un amigo es para comunicarnos con el corazón, con confianza y con mucho respeto a la vez; y de este modo, esa amistad perdurará en el tiempo y florecerá, regalándonos frutos hermosos e inesperados. 

    Un aspecto muy molesto, es cuando una persona tiene la irrefrenable necesidad de tocar físicamente a otra persona cuando está dialogando, con el fin de reforzar sus comentarios. En este caso, esa persona desconoce que todos los seres humanos tenemos un envoltorio invisible, que se llama aura; y que es como nuestra protección. En el momento que otra persona atraviesa ese envoltorio sagrado, nos está violentando nuestra paz interior. Los seres humanos nos debemos tocar, tan solo cuando es necesario; o sea, al saludarnos con un apretón de manos o con un beso, al mostrarnos cariño con un abrazo; sin embargo ese hábito que se ha implantado en nuestra sociedad de estar tocándose, dando palmadas en la espalda, tocando la cabeza, y otras formas, es algo irrespetuoso e innecesario.

     El ejemplo mas claro, lo tenemos con nuestros niños, a los cuales, sin previo aviso, los cogemos, los alzamos, los apretamos, como si fuesen muñecos de feria.

   Amigos míos, debemos reflexionar bastante sobre nuestra conducta personal. Un niño es un Ser humano, exactamente igual que un adulto, a excepción de que todavía no ha aprendido a ir solo en este juego de la vida. Sin embargo, el ser adulto no nos otorga ningún derecho para abusar de nuestra superioridad física con un niño, cuyo cuerpo es tan sagrado como el de un adulto.

     Y como no, otra línea de seguridad que sobrepasamos con mucha frecuencia, es la del LENGUAJE.

     El lenguaje es un don divino, pues tan solo el hombre, es la única criatura de este mundo que tiene ese don. La palabra puede crear y puede destruir. Una mentira, un chisme, sobre una persona, puede acabar con su reputación. Un insulto, daña el alma de otro ser humano de forma indeleble. Una palabra soez, altera la armonía y la paz del ambiente en una reunión entre personas. Un grito innecesario, molesta a los oídos de otras personas. Como pueden comprobar, hay un gran número de situaciones en las que el mal uso del lenguaje, hace que sobrepasemos la distancia de seguridad y con ello, se cree desarmonía, malestar, daño y dolor, en otros seres humanos.Y, es precisamente, por el lenguaje por donde debemos empezar para ser conscientes de cuanto estamos leyendo y, sobre todo, para ir corrigiendo nuestra conducta personal, si de verdad, deseamos ser mejores personas, mejores esposos, mejores hijos, mejores padres, mejores vecinos, mejores ciudadanos. Cuando una persona empieza a escucharse lo que está diciendo, va comprendiendo en que momentos ha cometido un error y sabe como corregirlo.

    Para empezar a trabajar sobre este aspecto, hay una práctica muy eficaz que se llama OBSERVACIÓN Y AUTO OBSERVACIÓN; es decir, cuando nos relacionamos con alguien, debemos prestar atención a nuestro exterior y a nuestro interior. Con esta práctica sencilla, tenemos la posibilidad de cambiar nuestro lenguaje, y con ello, nuestra conducta. Cuando comenzamos a auto observarnos, empezamos a percibir la DISTANCIA DE SEGURIDAD que debemos tener en cada momento, en cada situación y con cada ser humano.

   Como reflexión final, les ruego que esta noche, miren unos minutos al maravilloso cielo estrellado y se deleiten en toda esa armonía que nos transmite el Universo; y deseo que comprendan que la razón de esa armonía está en que cada lucecita, cada estrella y cada sol, mantienen su propia DISTANCIA DE SEGURIDAD con los demás, para no interferir en su camino y no crear conflictos, dado que la libertad de cada Ser vivo, es sagrada.
  Tal como ya habrán adivinado nuestros lectores, a la DISTANCIA DE SEGURIDAD, la llamamos, de forma coloquial.........R E S P E T O.

Muchas gracias,

José-Fermín Peña Bueno
Investigador Independiente

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